El Edicto sobre Precios Máximos de Diocleciano

Gaius Aurelius Valerius Diocletianus
Cuando Diocleciano ascendió al poder, el sistema monetario romano estaba en crisis. La confianza en el denario había caído, y el emperador intentó revitalizar la economía introduciendo nuevas monedas más estables, como el argenteus (de plata más pura) y el follis (moneda de bronce recubierta de plata). Estas reformas monetarias tenían como objetivo reemplazar al denario y restaurar la estabilidad económica.
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- Desplazamiento del denario: Aunque el edicto utilizaba el denario como referencia de precios, en la práctica, otras monedas como el follis lo estaban reemplazando. La decisión de seguir usando el denario contribuyó a la confusión en el mercado, ya que los comerciantes confiaban menos en esta moneda.
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- Inviabilidad del denario como medio de intercambio: Aunque seguía usándose nominalmente, la pérdida de valor del denario hizo difícil la aplicación del edicto. Los comerciantes no querían aceptar denarios devaluados, prefiriendo recurrir al mercado negro o a monedas más estables.
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- Reformas monetarias: Diocleciano intentó introducir nuevas monedas, como el argenteus (moneda de plata más pura) y el follis (moneda de bronce recubierta de plata). El edicto representó, de facto, el “último respiro” del denario, ya que las reformas monetarias de Diocleciano trataron de establecer un sistema más estable.
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- Confusión en la economía: Utilizar el denario degradado como referencia en el edicto contribuyó a una mayor confusión económica, haciendo que muchos comerciantes ocultaran sus productos o realizaran transacciones fuera del sistema oficial.

(Traducción: “La insaciabilidad de la avaricia humana no puede encontrar suficientes castigos que detengan el deseo desmedido, el cual no tiene límites. En este momento, cuando los precios de los productos a la venta han aumentado enormemente, y los pobres enfrentan el hambre, ha parecido necesario regular la cosa pública, para que, bajo nuestra providencia, los precios de los productos sean controlados de manera definida.“)
- Trigo de calidad superior: 100 denarios por modius (aproximadamente 8.75 litros).
- Cebada: 60 denarios por modius.
- Avena: 40 denarios por modius.
- Judías: 100 denarios por modius.
- Vino de calidad media: 8 denarios por sextario (0.5 litros).
- Vino común: 8 denarios por sextario.
- Cerveza egipcia: 4 denarios por sextario.
- Aceite de oliva: 40 denarios por sextario.
- Leche: 10 denarios por sextario.
- Miel: 40 denarios por libra.
- Pan de trigo de buena calidad: 2 denarios por libra.
- Carne de res: 8 denarios por libra romana (327 gramos).
- Carne de cerdo: 12 denarios por libra.
- Carne de cordero: 6 denarios por libra.
- Pescado grande: 16 denarios por libra.
- Pescado pequeño: 8 denarios por libra.
- Queso: 24 denarios por libra.
- Huevos: 2 denarios por huevo.
- Ladrillos de piedra: 150 denarios por cada 1000.
- Tejas: 50 denarios por cada 100.
- Yeso: 150 denarios por cada 1000 libras.
- Oro: 50,000 denarios por libra romana.
- Plata: 6,000 denarios por libra romana.
- Cobre: 100 denarios por libra.
- Túnica de lana común: 2000 denarios.
- Pañuelo de lino egipcio: 100 denarios.
- Túnica de seda bordada: 6000 denarios.
- Sandalias de cuero: 150 denarios.
- Jornal de un carpintero: 50 denarios por día.
- Trabajador agrícola: 25 denarios por día.
- Abogado: 250 denarios por caso.
- Barbero: 2 denarios por afeitado.
- Profesor de gramática y retórica (por alumno y mes): 250 denarios.
- Médico especialista: 150 denarios por consulta.
- Partera: 100 denarios por parto.
- Copa de cristal: 1000 denarios.
- Espejo de plata: 5000 denarios.
- Perfume común: 300 denarios por libra.
- Tarifa por 1 milla romana en carruaje tirado por 4 caballos: 20 denarios.
- Transporte por barco de 1 modius de trigo por cada 10 millas náuticas: 8 denarios.
- Envío de cartas por 100 millas romanas: 150 denarios.
(Traducción: “Para hacer las cosas más soportables para nuestros pueblos, hemos fijado los precios: para que nadie, con un deseo inhumano de dinero, parezca pisotear las necesidades humanas.”
Aunque fracasó en su aplicación, sigue siendo un ejemplo importante del desafío de gestionar una economía centralizada. El denario, que había sido clave en la economía romana durante siglos, quedó obsoleto tras este periodo, y fue reemplazado por monedas más estables, como el solidus de oro.
El áureo de Diocleciano era una moneda de oro puro, con un peso de aproximadamente 5.45 gramos y una pureza cercana al 99%. Aunque ya se utilizaba antes de su reinado, Diocleciano mantuvo y ajustó el áureo en su sistema monetario reformado para estabilizar la economía, que había sufrido décadas de inflación y devaluación.

El argenteus era una moneda de plata de un 95 a 97% de pureza. Se diseñó para ser confiable y sólida, en contraste con el denario, que para ese momento había sufrido una grave degradación de su contenido de plata.

El follis tenía era una moneda de bronce que tenía una pequeña cantidad de plata en la superficie (un revestimiento muy fino) que representaba entre un 4% y un 5% de su peso total. Esta capa de plata era muy superficial, lo que le daba a la moneda un brillo plateado al principio, aunque rápidamente se desgastaba con el uso.
