Hadriano

RIC II, 3SE, Hadrian 1544



Serie: Imperio – Hadriano
Referencia: RIC II, 3SE, Hadrian 1544

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Gens y monetario: Antonina - Hadriano
Año y ceca: Del 130 dC al 133 dC - Roma
Anverso: Cabeza de Adriano, derecha - Leyenda: HADRIANVS AVG COS III P P
Reverso: Nilus reclinado a la derecha, sosteniendo caña y cornucopia; en el agua debajo, cocodrilo e hipopótamo. - Leyenda: NILVS

Conservación: EBC - 3,24 gr. - 6h
Procedencia: NAUMANN, Mayo 2025

Comentario:
La dinastía Antonina gobernó el Imperio romano durante el siglo II d.C., un periodo conocido como la era de los emperadores buenos. Iniciada por Nerva (aunque formalmente desde Antonino Pío), abarcó los reinados de Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio y Cómodo. Se caracterizó por la estabilidad interna, prosperidad económica y expansión cultural. A diferencia de las luchas de poder anteriores, la sucesión fue adoptiva y meritocrática, lo que permitió la elección de administradores competentes. Durante esta etapa, el Imperio alcanzó su máxima extensión territorial y un alto grado de cohesión social y jurídica, consolidando lo que después se consideraría el “apogeo” de Roma.
Publio Elio Adriano fue emperador del 117 al 138 d.C. y una figura singular dentro de los príncipes romanos. Sobrino nieto y heredero de Trajano, abandonó la política de expansión militar para centrarse en la consolidación de fronteras y el fortalecimiento interno del Imperio. Fue un apasionado del arte, la filosofía y la cultura helenística. Se le recuerda por su espíritu viajero —visitó casi todas las provincias— y por grandes obras arquitectónicas como el Panteón (reconstruido bajo su reinado) o la Villa Adriana en Tívoli. Su legado es el de un emperador culto y reformista, más interesado en el equilibrio y la unidad que en la conquista.
Roma entre 130 y 133 d.C. Adriano se encontraba en la última etapa de sus viajes por las provincias orientales. En el año 130 visitó Egipto, un territorio clave para el suministro de grano y rico en tradición religiosa. Fue precisamente allí donde falleció su joven amante Antínoo, ahogado en el Nilo, lo que marcó profundamente al emperador. En su memoria fundó la ciudad de Antinoópolis y promovió un culto que lo divinizó. El periodo también estuvo marcado por tensiones en Judea, que desembocarían en la rebelión de Bar Kojba (132–135). Este contexto de duelo personal, interés por Egipto y conflictos periféricos se refleja en algunas de las emisiones monetarias de la época, como este denario dedicado al río Nilo.
El anverso muestra el busto de Adriano mirando a la derecha, con rasgos serenos y la barba característica que introdujo como moda entre los emperadores romanos. La leyenda HADRIANVS AVG COS III P P identifica al emperador como Augusto (AVG), cónsul por tercera vez (COS III) y padre de la patria (P P). Estos títulos subrayan su autoridad y legitimidad, mientras que el retrato ofrece una imagen idealizada de prudencia y dignidad. El uso de estos elementos en la moneda tenía un fuerte valor propagandístico: recordaba a los ciudadanos quién era el garante del orden y de la prosperidad del Imperio, incluso en provincias tan lejanas como Egipto.
El reverso representa al dios-río Nilus, personificación del Nilo, recostado y portando una caña de papiro y una cornucopia, símbolos de fertilidad y abundancia. A sus pies, en el agua, aparecen un cocodrilo y un hipopótamo, animales emblemáticos del paisaje egipcio. Esta imagen no solo celebra la riqueza agrícola del Nilo, esencial para Roma, sino también la integración de Egipto dentro del mundo romano. El denario probablemente conmemora la visita de Adriano a Egipto y, simbólicamente, afirma el control y la armonía del Imperio con la naturaleza y los dioses locales. Es también una pieza que refleja el interés estético y religioso del emperador por Oriente.


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